Hace tiempo que empezamos a comprender que el tener
éxito en la vida, no depende exclusivamente de nuestro coeficiente intelectual. En absoluto… hay
algo en el ser humano que marca la diferencia, permitiendo que, a iguales
condiciones, unos sean mejores a la hora de enfrentarse a esos contratiempos
que de vez en cuando nos pone la vida, a modo de retos, de piedras en el
camino, personas que son capaces de ver las dificultades desde otro prisma más
amplio y no delimitadas por ese túnel oscuro que nos ciega y nos bloquea en
algunas ocasiones.
La Inteligencia Emocional nos permite tomar conciencia de
todas esas pulsiones interiores que nos enriquecen y a veces nos perturban
hasta el punto de no saber cómo manejar. Se trata de un conjunto de capacidades
que podemos desarrollar para mejorar, por ejemplo, nuestra actitud empática, o
para afrontar mejor presiones y frustraciones… Responde pues a un tipo de
inteligencia que podemos desarrollar y mejorar, que podemos aprender y
entrenar, por lo tanto está al alcance de todos nosotros y está en nuestra mano
incluso el educar a nuestros hijos en este tipo de conocimiento sobre las
emociones, que a largo plazo habrá de brindarles mayores posibilidades de
desarrollo personal. ¿Qué tal si repasamos alguno de sus conceptos para
tenerlos en cuenta en nuestra vida diaria? Adelante…
1.
CONÓCETE A TI MISMO
Hemos
de ser conscientes de que la Inteligencia Emocional puede ser aplicada a todos
los ámbitos de nuestra vida, pero en primer lugar requiere que tengamos cierto conocimiento de nosotros mismos y
de nuestros comportamientos, saber por qué reaccionamos o pensamos de
determinado modo. Es recomendable plantearnos preguntas como ¿Por qué actúo
así? ¿Por qué tengo estas creencias? Intenta
reconocer tus fortalezas y debilidades, maximiza tus aspectos positivos y toma
conciencia de que sólo tú eres dueño de tu vida, y por lo tanto también eres
responsable de encontrar tu propia felicidad.
2.
SÉ OPTIMISTA
Con
una visión optimista el éxito y la felicidad son más fáciles de alcanzar. El optimismo requiere que sepas
reconocer no sólo tus buenas cualidades sino también la de los demás, intenta
sacar lo mejor de las situaciones difíciles que diariamente surgen en nuestras
vidas…Haz uso del sentido del humor en la medida de lo posible y
convéncete a tí mismo de que cualquier dificultad, es en ocasiones un momento
de oportunidad para mejorar como personas.
3.
FOMENTA TU CURIOSIDAD
Una mente abierta, capaz de recibir múltiples
argumentos, ideas, conceptos y experiencias, se traduce en una mente
enriquecida que sabe gestionar su inteligencia emocional. La vida está llena de
matices y sutilezas que también requieren ser tomadas en cuenta, estar cerrado
a este tipo de detalles va a dificultar sin duda la completa comprensión de
nuestra realidad… Siempre es bueno escribir en un papel nuestros pensamientos e
ideas y hacer un poco de autocrítica del por qué de esas visiones, de esas
concepciones.
4.
EMPATÍA
La empatía es necesaria para conocer mejor a las
personas que nos rodean y tomar conciencia de sus realidades, dimensiones que
en ocasiones no se diferencian mucho de las nuestras. Para ello es siempre
recomendable no sólo “ponernos en los zapatos de quien tenemos en frente”, sino
también preguntarnos cuestiones tales como ¿Me gustaría a mí ser tratado de
esta manera? ¿Se merece esta persona sufrir estas dificultades? ¿Qué haría yo
si estuviese en su lugar?
5.
HABILIDADES DE COMUNICACIÓN
Disponer de unas buenas habilidades
comunicativas es un buen paso para disponer también de una elevada
inteligencia emocional. Intenta
ser siempre sincero, respeta las zonas de confort de tus interlocutores para
evitar llegar al conflicto, pero transmite siempre tus impresiones sin
encubrirlas, fíjate también en las
posiciones corporales de los demás cuando están ante tí para comprender
aquellas señales que no se transmiten de forma hablada. Las expresiones, los
movimientos, a veces dicen mucho más que las palabras.