«El TODO es Mente; el universo es
mental.»
“Este
principio encierra la verdad de que «todo es mente».
Explica que el TODO, que
es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y
apariencias que conocemos bajo los nombres de «universo material», «fenómenos
de la vida», «materia», «energía», etc., y en una palabra, todo cuanto es
sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es
incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente
infinita, universal y viviente.
Explica también que todo el mundo fenomenal o
universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y
tenemos nuestro ser.”
COMENTARIO:
Las cosas,
los sucesos, las situaciones cotidianas, no son nada diferentes a lo que son.
Son simplemente lo que son, situaciones concretas y de por si neutras que
suceden en un espacio-tiempo preciso. No son ni verdad ni mentira, simplemente
son.
La identidad se la otorgamos los seres humanos o mejor dicho, los seres
vivos. Seguramente hemos oído alguna vez esa famosa frase de: “Nada es
verdad ni nada es mentira, sino que todo es según el color del cristal con que
se mira”. Y así parece ser, porque lo que realmente importa es lo que
sentimos, pensamos e incluso creamos en esas situaciones concretas de nuestras
vidas.
TODO depende del proceso mental que seguimos ante la interacción con
dichas situaciones.
Un hecho tan
simple como el preguntar la hora puede ser interpretado desde múltiples puntos
de vista. La reacción del “preguntado” puede resultarnos neutra, agradable,
desagradable, agresiva, aburrida, etc. pero a su vez nuestra reacción ante esas
múltiples posibilidades, también resultan variopintas e inacabablemente
variables.
Lo que
importa es lo que creamos.
Y para no
llevar a confusión, me refiero a ambas posibilidades que nos brinda la palabra:
crear y creer. Porque crear es creer y creer es crear. Nos pasamos la vida
creyendo y creando situaciones, emociones, pensamientos, etc.
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