Hoy me gustaría hacer una breve reflexión del error y la
equivocación, y de como en general, no somos capaces de valorar el potencial
que nos brindan.
Crecemos en un sistema educativo que cada vez está más
obsoleto, ya que solo se centra en la inteligencia memorística de almacenar y
soltar datos, al resto de inteligencias se las valora mas bien poco, la musical, la espacial, la corporal, la
emocional….En un sistema montado por las
universidades, el excelente músico, el pintor,
el manitas, el que tiene don social para relaciones públicas, etc, están
condenados a fracasar y al error (evidentemente por el sistema de valoración
que se ha montado de las personas)
Pero volvamos al error, en nuestro sistema educativo cuando alguien
se equivoca lo más habitual es regañarle, y el crío asocia con el tiempo que el
erro es malo.
Equivocación=me regañan y mis compañeros se ríen.
El problema que se plantea es que solo los que se equivocan
consiguen grandes logros, necesitamos el
ensayo-error para crecer en nuestros
aprendizajes.
La propuesta por mi parte es clara, papas, mamas, bus, profes….Cuando
alguien bajo vuestra responsabilidad se equivoque, por favor, ayudarle con
compasión y cariño a que aprenda de esa caída, para que quien se levante sea más
fuerte que la persona que cayó.
Una de las cosas que más me llama la atención cuando tengo
las
sesiones de cartas mayas con la
gente, es como se culpabilizan por las cosas que no salen como ellos esperaban.
Ese pánico a equivocarse, por que pensarán los demás o por nuestra propia valoración, es un lastre
tremendo que no nos deja evolucionar y avanzar a la velocidad a la que
podríamos hacerlo.
El miedo al error paraliza, el no movimiento en la
naturaleza acaba produciendo estancamiento y podredumbre. Piensa en el agua,
qué ocurre cuando no fluye? Piensa en cualquier organismo que se quede parado,
qué ocurrirá con él?
Me gustaría invitarte a que te tomes la vida como una
fantástica y divertida aventura, lánzate a vivir y a experimentar, no hay duda
de que te equivocarás, pero aprenderás, crecerás y al final te aseguro, que compensa la
sensación de sentirte vivo y de salir del cerco del no fracasar en una búsqueda inútil de una
ficticia seguridad que nos tiene encarcelados en realidad.